6/3/13

Meditación y conocimiento



La palabra “meditación” proviene del latín “meditatio”, que originalmente indica un tipo de ejercicio intelectual. Por eso, en Occidente, se  ha utilizado el término “contemplación” para un significado espiritual o religioso.
 
Por influencia de las tradiciones orientales (Budismo, Taoísmo, Yoga, Vedanta),  el vocablo “meditación” volvió a adquirir un uso popular aunque hay que hacer notar que estas prácticas no son ajenas a la cultura occidental. Basta recordar las escuelas gnósticas, los místicos cristianos y prácticas similares en la tradición celta (como demuestran hallazgos arqueológicos).
 
Las técnicas de meditación pueden ser clasificadas según su enfoque. Hay métodos activos o estáticos. A veces se utilizan cualidades y formas (mantras, símbolos psíquicos, yantras, mandalas, figuras devocionales, visualizaciones) o no (meditar sobre ideas abstractas, el Ser, el Absoluto). Se trata de una experiencia vivencial que permite a cada persona hallar la práctica que más se ajusta a su idiosincrasia.
 
Diferentes escuelas esotéricas centran sus prácticas en estos aspectos:
 
* Sentir el silencio interior.
 
* Aquietar la mente.
 
* Centrarla para observar los fenómenos de manera objetiva.
 
* Potenciar la capacidad de visualización.
 
* Activar los centros de energía internos.
 
* Lograr la identificación con un arquetipo ideal.
 
* Despertar niveles de consciencia elevados.
 
En cualquier caso, para descubrir nuestra verdadera naturaleza aprendiendo a discernir con claridad.