La danza integrada se
desarrolla dentro de grupos heterogéneos donde participan personas con
discapacidad o sin ella. Es una herramienta de inclusión social y funciona cómo
método terapéutico.
Surge dentro de la
escena contemporánea y utiliza recursos expresivos y técnicos provenientes de
la danza teatro. La singularidad y las limitaciones de cada individuo junto a
su relación con el resto de participantes, sirven para encontrar nuevas vías
para la creatividad y aprender los unos de los otros.
En esta manera de
entender la danza, elementos cómo las sillas de ruedas o el uso de muletas se
consideran prolongaciones del cuerpo. Si en el grupo hay bailarines con
problemas auditivos o ceguera se procede a potenciar los otros sentidos e integrarlos
en el juego expresivo.
Movimiento, espacio, ritmo, dentro de un contexto
compartido de libertad y superación personal.