Antiguos
maestros establecen que los tres niveles de conocimiento son el físico, el mental
y el espiritual; y los tres recorridos empíricos: la práctica, el estudio y la
contemplación.
Podemos
llevar esta sabiduría a cualquier disciplina para culminar y discernir
correctamente cómo debemos vivir la senda que hemos escogido para realizarnos.