Cuando deseamos conseguir algo y queremos armonizarnos con
nuestra intuición y ser capaces de identificar los mensajes, los consejos y las
advertencias que la vida nos envía constantemente, lo primero es darse cuenta de
que nuestros pensamientos, sentimientos y acciones tienen que alinearse para ir
juntos hacia ese objetivo. Estas tres cosas son nuestras herramientas básicas e
indisolubles cuando se trata de hacer realidad un deseo. Es necesario ser
consciente de ello ya que nada ocurre sin un mínimo esfuerzo.
Imaginemos a un arquero tensando el arco y apuntando para
disparar una flecha. El arquero es el sentimiento; el arco, la acción y la
flecha, el pensamiento. La perfecta correspondencia y unidad entre los tres
permite acertar en el blanco.
O, como se explica en metafísica, el alma viaja oculta en el interior de un
carruaje. El cochero es la personalidad, que conduce a tres caballos: la mente
(o pensamiento), el físico (o acción) y la sensibilidad (o sentimiento). Si
estos tres, siguen direcciones distintas, difícilmente el viajero (el alma)
podrá seguir su camino.
También hay que tener en cuenta que para atraer lo que
anhelamos, debe prestarse atención a determinados principios éticos.
Evidentemente, si nuestros deseos perjudican a otro ser, por la Ley de
Correspondencia no vamos a obtener justo lo que solicitamos sino algo que va a
ir en nuestra contra. Por ello, es muy importante saber pedir, considerando
siempre que hay que anteponer el equilibrio y la armonía para todos ante
cualquier otra cosa.